No quieras para tus clientes lo que no quieres para ti
¡¡¡Señorita Puri, Señorita Puri, acuda a su caja!!!
No, no ha sido el jefe del establecimiento el que ha llamado a Puri, ha sido Susana, su compañera y vecina de terminal de caja, que cuando ha visto que detrás del cliente que estaba atendiendo, había dos esperando, ha decidido que era el momento de darle más agilidad a los clientes que ya habían hecho su compra.
A todo esto, Puri no viene de ningún cuarto de descanso, Puri viene de la estantería de lácteos, ya que allí hacía falta reponer los batidos que en desbandada se habían llevado los alumnos del colegio próximo al supermercado.
Ellos, los empleados, están muy sensibilizados con la atención al cliente, y por eso, cuando ven que se acumula público en el área de caja, rápidamente están cubriendo los puestos sin servicio.
Una vez acabado ese golpe de público, Susana aprovechará para ir a desayunar, y por eso, en el próximo arreón de público, no será el nombre de Puri el que suene por megafonía, pues ella se ha quedado cubriendo el desayuno de Susana, será Pablo, Juan, Katy o incluso Patricia, la encargada del establecimiento, que cuando hace falta sale de la oficina y echa una mano en caja.
Lo que está claro, que cuando acudo a este supermercado, además de buscar la dicotomía calidad precio, busco otra que es rentabilidad tiempo, y aquí, de momento, a esta cadena de distribución no hay quién les tosa.
Me gustaría hacer una encuesta entre todos los empleados de Banca, y preguntarles por sus preferencias a la hora de hacer la cesta de la compra, seguro que Mercadona se llevaría la palma. Y no por la calidad y el precio de sus marcas de todos ya conocidas, pues otros están dando parecido a precios similares, sino por la rentabilidad en el tiempo, ya que a todos, nos jode, y de qué manera, las largas colas que se forman en determinados negocios de atención al público.
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