El 31 de julio, en mi blog salió el nombre de Cornelia Ender, nadadora de la extinta DDR, que fue la verdadera triunfadora en Montreal 1976, y que sin embargo quedó relegada a un segundo plano, pues una niña más pequeña todavía, le robó todo el protagonismo en aquellos juegos olímpicos. Aquella niña era Nadia Comanecci, y por aquellos tiempos contaba solo con 15 años.
En el blog de ayer, y con la decepción de los fracasos deportivos de la delegación Española, me referí al nulo bagaje en metales que en los primeros 5 días habíamos conseguido, y cargué contra el cuarto poder y contra el poder del dinero, porque creo que ellos, los medios de comunicación, y el dinero, son los verdaderos culpables de que hoy el atletismo y la natación, cuenten con muchos menos adeptos de los deseados y de los necesarios para llegar a la gloria olímpica de este país.
Pues mano de santo, ya que ayer, la joven Mireia (21 años), fue capaz de darle vida al moribundo medallero español en estos Juegos Olímpicos, y lo hizo a lo grande, pues nada más y nada menos que se colgó al cuello la medalla de plata, de una disciplina tan difícil como es el estilo mariposa. Fueron 200 metros de una intensidad y emoción, donde los que tuvimos la fortuna de ver la carrera en directo, no dábamos crédito a lo que estábamos viendo, pues esta joven catalana, en lugar de nadar y guardar la ropa, se tiro a la piscina con una única obsesión, nadar en cabeza hasta desfallecer o hasta que las fuerzas aguantasen, y éstas, quedando 20 metros, estuvieron a punto de dejarla sin metal alguno, pues primero la china, que la pasó, y después la nipona y la estadounidense que cerca estuvieron, casi la dejan sin presea alguna.
Ahora vendrán los reconocimientos de toda la prensa, ahora se apuntarán al carro de los ganadores, y hoy si, la portada de los Bodrios deportivos, serán todas para Mireia.
5 medallas lleva la natación española en toda su historia, y esta es la única que es 100% nacional, pues las 4 restantes, 2 fueron conseguidas por los hermanos López Zubero, hijos de emigrantes en Estados Unidos, 1 por Sergi López, que la preparó mientras estudiaba en una universidad Norteamericana, y la última, la de Nina, era la de una nadadora que había nacido en Rusia, que antes había participado con ese país, y que al casarse con un Español, había adquirido la doble nacionalidad.
En fin, que la verdadera madama Butterfly, no fue ni la china que acabo delante, ni la nipona que acabó detrás, la verdadera Butterfly fue Mireia, pues obsesionada con la idea de conseguir un objetivo, hizo todo lo que estuvo a su alcance, que ayer, por el resultado, fue mucho más de lo que ella misma esperaba. El final, al contrario que la opera de Puccini, fue feliz y no hubo que lamentar ningún tipo de pérdida.
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