Observar mientras se pasea con el mejor amigo
Primero fue Sultán, después fueron Roco y Bobi, y ahora
es Cupi, y con todos, y en sus paseos diarios, no he dejado de aprender y de
observar.
Cuando paseaba a Sultán, allá por 1970, nuestra España
todavía gobernada por el de los 40 años, era una España mucho más cerca de
África que de Europa, y no por nuestra religión, sino por nuestro atraso en
infraestructuras y en educación para la ciudadanía. En aquellos años, era
normal salir a la calle a dar un paseo y llegar con una mierda pegada en la
suela de los zapatos, pues no estaba mal visto que los perros hiciesen sus
necesidades pesadas en cualquier lugar y que su amo/a no la recogiese. Evidentemente,
todas estas costumbres, nos alejaban de Europa y nos acercaban a África.
Una vez Sultán pasó a mejor vida, y gracias a mi hermano
Javier, Roco en 1980, pasó a ser un miembro más de la familia, y por supuesto,
y ya que no trabajaba, era yo el que le bajaba a la calle. Eran otros años, el
de los 40 estaba bajo tierra, y la recién estrenada democracia, nos empujaba a
Europa y nos alejaba de África. Se empezaron a mejorar las infraestructuras, y
la educación para la ciudadanía, aunque más acorde con los tiempos que corrían,
seguía siendo una asignatura demasiado
pendiente para un país que quería imitar a las potencias europeas. Aunque no
había dispensadores de bolsas “cogemierdas”, la gente ya veía de forma recelosa
a los amos de los perros que cagaban en la acera y no recogían la mierda. En
aquellos años, cuando sacabas a pasear al perro, procurabas que sus necesidades
las hiciese en el campo o descampados que en aquellos años todavía existían en
Madrid. Bobi dejó su vida perra en verano de 1987, y Roco a principios de los
noventa.
Y desde 1993, hasta este mes, no sabía lo que era pasear
con el mejor amigo del hombre, pues cuando Roco se fue me prometí que nunca más
tendría un perro, y hasta la fecha sigo cumpliendo la promesa.
Agosto de 2012, nuestros amigos Nuria y Javi se
encuentran con un problema de última hora, pues los habituales cuidadores de
Cupi en verano este año no pueden
quedarse con él. “No os preocupéis nos quedamos nosotros con él” les decimos, y
ellos tan contentos, pues a Cupi, si algo le gusta sobremanera, es venir a
nuestra casa. El día que nos lo dejan, además de dejarnos su camita, su muñeco
y su calcetín, nos dejan el arnés, y unas cuantas bolsas de esas que se
dispensan en la calle y que se utilizan para coger el regalito que el perro
deja en el suelo.
Primer paseo con Cupi, primer regalito, y primera
experiencia cogiendo del suelo el mencionado presente. 19 años han pasado desde
el último paseo con Roco, y las cosas, sieguen siendo como antes, es decir, las
cacas de los perros siguen engalanando nuestras aceras.
Seguimos siendo un país de guarros y de egoístas, y
mientras no aprendamos un poquito más de educación y urbanidad, estaremos mucho
más cerca de África que de Europa.
Alemania no es un ejemplo económico, Alemania es un ejemplo de educación, que debería ser
el espejo donde mirarnos, incluso cuando paseamos a nuestros perros.
No solamente Alemania, hay que seguir el ejemplo de otros paises como Francia, Holanda, etc en educación y en cultivar la mente y el cuerpo.
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